jueves , 27 noviembre 2025
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“Fue un complot”, teoría arraigada

Roger Antonio González Herrera*

Fuente: Diario de Yucatán

El ex presidente Andrés Manuel López Obrador popularizó en el imaginario popular la frase “fue un complot”, al grado de convertirla en una herramienta retórica antiestablishment eficaz para presentarse como una víctima de las élites gobernantes y la oligarquía, dirigida por la “derecha internacional” y otros fantasmas y monstruos que logró construir en la mente de sus millones de seguidores, ante quienes se presentó como un guerrero solitario contra el sistema corrupto y la “mafia del poder”.

Dicha narrativa, de los complots en su contra, fue reforzada con sus dos derrotas electorales al presentarse como candidato presidencial en 2006 y 2012. Lo cual, lo volvió sumamente popular, al grado de triunfar en las urnas con una abrumadora mayoría en el 2018 y ampliar la brecha de votos de Morena contra sus opositores en el 2024, con la victoria de su discípula más aventajada, la Dra. Claudia Sheinbaum.

Curiosamente, ahora que el movimiento político que AMLO creó lleva más de 7 años en el poder, esa teoría opera al revés en el imaginario popular de la gente o de gran cantidad de ciudadanos, particularmente los desencantados de Morena y también de quienes siempre se han opuesto a las luchas del mesías tabasqueño.

Daré dos ejemplos. Uno, durante la reciente marcha de la “Generación Z”, el 15 de noviembre, se acusó al “Bloque Negro” de los destrozos y de la violencia. Dicho grupo, cuyos integrantes visten todos de negro (y con capuchas), actúa con tácticas de confrontación y vandalismo, suele aparecer, de manera selectiva en marchas convocadas por la oposición, pero no en eventos a favor de Morena o de la Presidenta de la República. Por eso, surge la narrativa de la conspiración (“fue un complot”), en el sentido de que los miembros de dicho grupo radical son infiltrados y porros pagados por el gobierno de Morena para desacreditar los movimientos de la oposición o las marchas ciudadanas por causas justas y para desviar la atención de la opinión pública de las demandas de los manifestantes.

Dos, se comenta que la victoria de la tabasqueña Fátima Bosch en el concurso de Miss Universo 2025 fue “arreglado”, es decir, fue un fraude por la falta de transparencia y el conflicto de intereses, ya que el dueño mayoritario del certamen de belleza, el mexicano Raúl Rocha, recibió dos contratos multimillonarios de Pemex, casualmente en el período en que Bernardo Bosch Hernández, padre de Fátima, ocupaba un cargo en Pemex Exploración y Producción. El primer contrato fue de $745.6 millones de pesos y el segundo de $1,195 millones.

La teoría del fraude se refuerza con la inconformidad de otras candidatas y del público el día del evento en Bangkok, así como con la renuncia previa de uno de los jueces del certamen, el francolibanés Omar Harfouch, quien denunció públicamente la existencia de una votación secreta para elegir a las finalistas.

También, se especula que, en el complot del “triunfo” de Fátima Bosch, tuvo que ver el gobierno federal de Morena como una estrategia de distracción (o “cortina de humo”) para desviar la atención pública de temas graves como el aumento de la inseguridad, el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo y otros escándalos políticos que involucran a morenistas y a los hijos de AMLO.

Todo lo anterior pueden ser sólo especulaciones y teorías conspirativas. Pero, la culpa es de AMLO, pues fue quien nos acostumbró a sospechar del gobierno y de las oligarquías económicas y a pensar que todo “fue un complot” de (¿la nueva?) “mafia del poder”. Lo dejo de tarea.

*Profesor

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