miércoles , 17 septiembre 2025
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Feminicidios son la negación del derecho a la vida e integridad de las mujeres

Por:SemMéxico

  • Siembra de cruces porque “no estamos todas” en la glorieta de las Mujeres que luchan
  • 32 cruces pequeñas, una por cada entidad del país

Lorena Vaniezcot

SemMéxico, Ciudad de México, 15 de septiembre, 2025.- Sembrar cruces, sembrar memoria, un acto de amor y de denuncia, un jardín donde predominan las rosas entrelazadas con la consigna, la exigencia, es la Glorieta de la Mujeres que Luchan, un jardín (donde) No Estamos Todas.

Desde ahí resuenan las voces, “teníamos dos opciones: estar calladas y morir o hablar y morir. Decidimos hablar. Elegimos gritar, alzar la voz, hacer manifiesto nuestro profundo dolor, rabia e indignación de todas las maneras posibles porque lo vivimos, porque a nosotras ya nos mataron a quien más amábamos y nuestro mayor anhelo es que ninguna niña viva lo que vivieron las nuestras, que ninguna madre tenga que reconocer el cuerpo lastimado de formas innombrables de una hija a la que alguien decidió asesinar porque le dijo que no, porque no le pareció como le hablaba, porque pensó que podía tomarla, abusarla como si fuese un objeto cualquiera y después tirarla a la calle”.

Es el sentido del manifiesto expresado al terminar una larga jornada de siembra de cruces, ya no es una, serán cuatro, una al frente y tres más pequeñas entre el jardín, después de que manos “invisibles” arrebataron la primera cruz en el silencio de la noche.

“A nosotras nos mataron a nuestras hijas, madres, hermanas, amigas, no nos lo contaron, lo vivimos y el dolor es indescriptible porque no solo es infringido por las manos criminales sino por todo un sistema que lo permite, desde las instituciones que supuestamente deberían procurar justicia, hasta la sociedad, que ahora mismo que leemos esto, alguien en la calle pasa y grita que nos pongamos a trabajar, nos insultan, se burlan de nosotras.

“¿Qué mundo es este en el que alguien se atreve a reírse del dolor y de manera abierta ponerse del lado del victimario? Se mata porque se puede, porque no hay consecuencias, por la impunidad. Un país que lo permite, un sistema hecho para hacer parecer que lo merecíamos, un gobierno que lejos, muy lejos de atenderlo busca la forma de callarnos, de no hacer justicia con instituciones que también nos violentan cruelmente.

“Los feminicidios son la manifestación más extrema de los actos sistemáticos de violencia contra las mujeres y las niñas, constituyen la negación del derecho a la vida y de la integridad de las mujeres. Niñas, jóvenes, adultas y mujeres mayores vivimos en riesgo constante de sufrir algún tipo de violencia.

“Este horror no se detiene pintando patrullas moradas (que conducen las mismas mujeres a las que mandan a golpearnos cuando nos manifestamos), ni imprimiendo cartillas con nuestros derechos, tampoco se detiene por el hecho de tener mujeres en los más altos lugares del poder, mientras no existan procesos serios, comprometidos y reales de prevención, atención, procuración e impartición de justicia, no parará esta emergencia nacional. Nos negamos a ser sumisas y crédulas, pues el disimulo no puede servir a la verdad, nos negamos a fungir como comparsas que aplauden acciones superfluas, maniqueas que insultan nuestra inteligencia y solo son cómplices de la impunidad”.

Desde muy temprano este domingo mujeres cavaron los espacios, hicieron la mezcla de cemento, arena y grava, luego depositaron las cruces rosas, un símbolo del lacerante feminicidio que atraviesa el país ¿cuántas son? No hay cruces que alcancen, como tampoco nadie cree en las cifras oficiales.

Se colocaron también 32 cruces pequeñas que desde la calle Insurgentes pueden leer los automovilistas, muchos indiferentes, muchos enfadados porque las feministas cerraron ese día la rotonda para exigir: ¡Justicia, justicia, justicia!

Bajo el sol quemante de la mañana y el medio día de domingo, las 32 cruces representan cada entidad del país mexicano, ninguno escapa, en ninguno se garantiza la vida de las mujeres.

Luego cuando parte del programa se ha cumplido viene la lluvia que habrá de fraguar la mezcla y detener las cruces. Lluvia intensan, pero nada nos detiene gritan las madres de víctimas de feminicidio, las sobrevivientes y las solidarias feministas que abrazan y acompañan, porque ¡somos todas!

Develaciones de un crimen de Estado

Bajo toldos que naranja que reflejan la piel de ese color, un grupo lee los poemas que Soledad Jarquín Edgar escribe en su libro Develaciones de un crimen de Estado. Impunidad, Corrupción y Complicidad, en el que cuenta una historia que no debió ser escrita, pero ahí está como símbolo de memoria y de justicia.

Ahí, Aracely Osorio anuncia que ya un grupo de madres hará lo propio, escribirán esas historias que no debieran contarse nunca, pero que se tienen que contar, dejar constancia de lo que un día le pasó a México.

La Glorieta de las Mujeres que Luchan cumplirá este 25 de septiembre cuatro años de haber sido tomada por mujeres sobrevivientes de feminicidio y madres de víctimas de feminicidio. Un lugar que honra la memoria de las que ya no están.

SEM/lv

Aquí estamos también presentes las que sobrevivimos, las que hasta hace poco no éramos nombradas porque en México, que no te maten, es tener suerte y hasta se ve mal que busquemos justicia por ello.

Hace tres años sembramos en esta nuestra Glorieta de las Mujeres que Luchamos por Verdad y Justicia contra todas las violencias, una cruz color rosa, el poderoso símbolo que surgió en los años 90 en Ciudad Juárez, Chihuahua cuando las madres de las jóvenes asesinadas empezaron a colocarlas tanto en el sitio donde encontraron los cuerpos de sus hijas, como donde habían sido vistas por última vez con vida. La cruz rosa es una forma de mantener la memoria viva y también el recordatorio de que no ha habido justicia y hay una deuda enorme del Estado mexicano con las víctimas, que no supo ni quiso proteger.

Como una forma de ataque e intento de continuar la impunidad, de silenciarnos, se robaron esa cruz, la arrancaron de este jardín que decidimos llamar No Estamos Todas, porque es así, ellas nos faltan todo el tiempo, en cada respiro, en cada día, en los abrazos, en las risas, en la alegría y en la tristeza.

No estamos todas, pero no estamos solas. Por eso, hoy regresamos a colocar cuatro cruces, una en esta punta de la Glorieta para que sea vista, y sea un grito constante y otras tres al interior del jardín que representan a las niñas, jóvenes y adultas asesinadas.

Defender este sitio de memoria ha representado un enorme esfuerzo, no pedimos permiso para alzar la voz, porque no lo necesitamos, ejercemos nuestro derecho a nombrarlas y exigir la justicia que nos deben pero eso tiene consecuencias, y las hemos vivido. Hoy desde acá les exigimos que respeten este sitio, si no son capaces de hacer nada por protegernos, al menos tengan la decencia de dejar de atacarnos.

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