Mérida, 6 de marzo 2025.- La falta de mero, pulpo, langosta y otras variedades de pescados y mariscos, ha generado incertidumbre entre los oferentes del Mercado Lucas de Gálvez, al iniciar la Cuaresma, al enfrentar un reto adicional debido a la veda.
La demanda de estos productos aumenta considerablemente durante la temporada, y la falta de algunas especies clave en el mercado ha generado incertidumbre en los vendedores, quienes buscan mantener los precios accesibles para los consumidores.
Rufino Caamal, vendedor de pescado en el área de maricos del Mercado Lucas de Gálvez, señaló que la venta de productos marinos es especialmente alta durante esta época del año, pero los precios y la escasez de algunas especies inciden directamente en su economía.
“Ahorita estamos vendiendo lo que podemos, hay mucho pescado y marisco, pero el mero, el pulpo y otros productos están en veda, y eso sí afecta a la venta. Por ejemplo, el precio del pulpo ha subido muchísimo, desde 80 pesos por kilo hasta los 170, y ahora se vende hasta en 220 pesos por kilo”, explicó Caamal.
Otros productos como el camarón también están presentando un incremento en sus costos. De acuerdo con el vendedor, el camarón más pequeño para caldo está rondando los 220 pesos, mientras que el de mayor calidad, ideal para ceviches y cócteles, puede llegar a costar hasta 300 pesos por kilo. El incremento dependerá de la disponibilidad y la demanda.
Caamal indicó que, a pesar de la escasez de especies debido a la veda, los consumidores continúan buscando productos como el pescado fresco y la tilapia, aunque los mariscos más tradicionales como el mero y el pulpo siguen siendo los favoritos de la temporada.
Don Javier Sosa, uno de los nueve comerciantes de este giro y señala que hasta ahora el panorama es alentador, pues ayer, muchas personas acudieron a comprar.
Otro espacio que cobra vida en esta temporada es la zona de cocteles y platillos preparados, donde los visitantes pueden encontrar opciones listas para comer ahí o llevar.
Mirna Castillo, quien forma parte de las 11 coctelerías que existen en el mercado, explica que antes del inicio de la Cuaresma, muchas personas acudieron por tres razones: el largo fin de semana, la frescura de los productos y los precios accesibles.
“Sólo una vez al año incrementamos los precios, generalmente es en noviembre. La Cuaresma no tiene nada que ver, pero aun así nuestras tarifas son mucho más económicas que en restaurantes. Además, aquí todo es fresco, no congelado como en los supermercados”, destacó.
Existe un gran contraste entre el producto fresco y la zona de pescados fritos, ya que antes de pandemia podían vender hasta 200 kilos de producto al día; sin embargo, una vez terminada la contingencia esta cifra bajó significativamente a unos 25 kilos, obligando a dos de ellos a bajar cortinas, como lo mencionó don Carlos García.