Un grave problema de salud pública permea en la sociedad quintanarroense, sin embargo nadie lo quiere ver y menos discutir, al grado que existe una cifra negra de mujeres que abortan de manera clandestina, lo que pone en riesgo su vida.
Aunado a las cifras que no han logrado ser contabilizadas debido a la naturaleza legal del hecho, los hijos no deseados se convierten de la noche a la mañana cuando crecen en personas sin amor y presa fácil de redes delincuenciales, entre otros riesgos.
Así lo afirmaron activistas pertenecientes al Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir; REDefine Quintana Roo y REDefine México, Sofía Alessio-Robles; Yesenia Flota Pérez y Silvia Edith Chuc Aburto, quienes promueven la campaña de difusión “Hablar es chido”.
La campaña fue creada para discutir y encontrar soluciones para esas miles de mujeres que por su voluntad quieren abortar por diversas causas, pero que por estar prohibido, se arriesgan a realizarse legrados de manera clandestina, al grado de que de cuatro abortos que se realizan en Quintana Roo, tres son de esa forma, según sus estadísticas, sostuvieron.
Oficialmente desde el año 2007 a lo que va del año 2018, un total de 101 mujeres quintanarroenses tuvieron que desplazarse hasta la CDMX para poder interrumpir por voluntad propia su embarazo, mientras que miles han tenido que recurrir a los abortos clandestinos.
Según las ong’s, la mayoría de los casos de aborto clandestino fueron por falta de recursos económicos siendo que en todo el país suman casi 200 mil desde esa fecha, incluyendo extranjeras e indígenas, entre otros segmentos poblacionales, la mayoría entre los 15 a los 30 años de edad.