Marcelo Pérez Rodríguez*
Fuente; Diario de Yucatán
Un iceberg se vislumbra frente al Va y Ven. El peligro acecha: o se estrella contra esa montaña, que nos presentan, llena de deudas, pérdidas millonarias y demás irregularidades, o el capitán da un viraje magistral de timón para buscar nuevos caminos que lo lleven a puerto seguro.
Siguen saliendo cifras que muestran un transporte “insostenible” y cerca del colapso financiero. De acuerdo con datos dados a conocer nuevamente por el titular de la Agencia de Transporte de Yucatán, Jacinto Sosa Novelo, en entrevista al Diario, hay una deuda de $1,700 millones que contrajo la administración anterior para obras de infraestructura y por el subsidio directo a la ATY.
Esta deuda fue hecha en 2022 para pagar durante 20 años y sirvió para los trabajos de infraestructura, nuevas calles y los Centros de Transformación Modal, aunque señaló el funcionario que la infraestructura “sirvió para muy poco”.
El dinero fluye hacia fuera y muy poco por dentro, en cuanto a las ganancias, de acuerdo con la información. El Va y Ven le cuesta al estado $206 millones al mes, además del préstamo, y solamente hay un ingreso de $75 millones. El gobierno absorbe el resto.
¿Dónde se diluyó tanto dinero? ¿En realidad fue un negocio para el beneficio inmediato de unos cuantos y luego arrastrar una deuda que comprometería a la siguiente administración? ¿Hubo planeación, estudios confiables y análisis a fondo al elaborar este proyecto?
Ni el anterior titular de la ATY, Rafael Hernández Kotasek, ni el ex gobernador Mauricio Vila, han dicho algo sobre estas informaciones y denuncias por el nuevo titular del Transporte en la entidad y el actual gobernador.
Si estas cifras son parte del análisis, estudios y auditorías que se realizan en la agencia de Transporte de Yucatán, es necesario llamar a los involucrados para aclarar si hay cifras infladas, derroches, malas inversiones en las unidades, infraestructura innecesaria y otras irregularidades que hacen al Va y Ven “insostenible”.
Hay mucho dinero en juego y, es cierto, el gobierno aporta cantidades millonarias de subsidio, pero no olvidar que el transporte público es indispensable en la comunidad y beneficia a las amas de casa, a los estudiantes, al obrero, al burócrata, a todos en general. Y esto no tiene precio. Es un derecho de los ciudadanos.
Estamos ante un dilema de grandes dimensiones que, según lo expresado, amenaza con la desaparición parcial o total del transporte público. Y esto hay que evitar. Hay camiones convencionales o antiguos que están cubriendo rutas, aunque las autoridades señalan que es temporal.
No se puede echar en saco roto un proyecto de esta magnitud, menos ir en retroceso y volver al transporte del ayer, con camiones ruidosos, destartalados y pasajeros hacinados en el interior, incluso colgados en las puertas.
Es un gran reto para el actual gobierno, pero hay que afrontarlo. Primero es no dejar que el transporte público colapse, se hunda y desaparezca; segundo, buscar apoyos financieros de la federación, y tercero, una reestructuración analizada y estudiada a fondo, en donde participen especialistas, organismos civiles y los ciudadanos.
El gobernador se ha comprometido a sacar adelante el transporte y otorgarle a los meridanos, a los yucatecos en general un transporte de calidad, confortable y accesible. No será fácil, pero si lo hace entonces tendrá el reconocimiento de la población-
Que el Va y Ven no se convierta en un Titánic azul, o guinda, que se hunda y naufrague en una mar de deudas e irregularidades. Joaquín Diaz Mena deberá asirse del timón con decisión y dar un viraje de calidad, de transparencia, de información y de honradez para que el transporte llegue con eficiencia a los ciudadanos. Merecemos todo un transporte de calidad. El gobierno estatal tiene el problema y la solución en las manos.— Mérida, Yucatán
*Profesor