Habitantes de Ixil advirtieron que defenderán hasta la muerte las tierras que pretenden arrebatarle empresarios en presunta complicidad con autoridades municipales y estatales.
La comunidad ixileña se ha enfrentado a una creciente presión por parte de políticos corruptos y especuladores inmobiliarios que buscan apropiarse de sus tierras y recursos.
Tras el enfrentamiento entre la comunidad y la policía estatal, denunciaron violaciones a sus derechos humanos y el libre tránsito.
Antonia Trinidad Cisneros Correa, señaló que su esposo Neftalí Quijano Moguel, fue lesionado por los policías cuando intentó atravesar el cerco para ir a criar a sus animales y regar sus cultivos; estuvo hospitalizado tres días en Mérida debido a los golpes que recibió.
Beatriz Garrido Vallejos, una de las voceras de la comunidad, relató los detalles del operativo policial y cómo este no fue el primer intento de desplazar a los habitantes de Ixil. En agosto del año pasado, las familias Abimerhi y Millet habrían intentado la misma apropiación, aunque en esta ocasión recurrieron a la fuerza pública.
Una de las preocupaciones más inquietantes expresadas por los habitantes es la vigilancia constante a la que están siendo sometidos por parte de la Policía Estatal de Investigación, que utiliza drones para monitorear sus movimientos día y noche. La comunidad se siente tratada como si fueran criminales, a pesar de estar luchando por la protección de su territorio y sus derechos fundamentales.
Ixil, que depende en gran medida de su tierra para su subsistencia y economía, ha sido objeto de codicia por parte de inversores de diversas regiones, incluso Tamaulipas, Sonora, Chiapas, Estados Unidos y Canadá. Esto ha resultado en la venta de tierras a expensas de los pobladores originales, mientras la llamada ‘mafia inmobiliaria’ avanza en su agenda.
La comunidad sostiene que poseen documentos que confirman su derecho a las tierras en cuestión y que estas deben permanecer como propiedad común, en lugar de ser transferidas a manos ajenas. Además, acusan a las familias Abimerhi y Millet de utilizar su influencia política para presionar al gobierno local y agredir a la comunidad de Ixil.
La mega marcha del 16 de septiembre no solo será un acto de protesta, sino un grito de resistencia y solidaridad por parte de los habitantes de Ixil, quienes están dispuestos a luchar incansablemente por la protección de su patrimonio y su cultura ancestral ante las amenazas de la especulación inmobiliaria y la corrupción política.
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